Iglesia Parroquial de Santa Lucía

El templo de Santa Lucía, situado en una de las mejores zonas urbanas, es también uno de los más capaces y mejor equipados de la ciudad herculina. En el siglo de existencia que cuenta se han realizado, tanto en su exterior como interior, importantes obras de ampliación y reparación que lo han mejorado notablemente. Sus fachadas dan a tres calles y, por su cuarta dimensión, limita con los últimos inmuebles de las de Rosalía de Castro y plaza de Lugo, habiéndose adosado a ellos en 1965 el nuevo edificio destinado a viviendas, salones y oficinas parroquiales. Para lo cual se utilizó el espacio ocupado desde 1917 por las escuelas y patios diseñados según el modelo de las del Ave María de P. Manjón, que desaparecieron entonces, aunque sigue siendo visible el ábside de ese lado de la iglesia. Por su traza impersonal, esta nueva edificación desdice de la contigua fachada del templo.

La iglesia proyectada por el arquitecto Manuel Hernández y Álvarez-Reyero es de gran presencia y tiene un aire entre modernista y neorrománico propio del estilo ecléctico de la época, habiendo sido construida en cemento y piedra, con una elegante torre en el centro del hastrial, rematada por un cuerpo con los huecos del campanario y sobre él otro en forma de chapitel piramidal. Al exterior del conjunto sobresalen los ábsides pentagonales de la capilla mayor, los dos del crucero y los de las capillas laterales del Evangelio, así como sus ventanales policromados y la torre de las escaleras, que dan a un jardincillo con cierre de reja limitando el conjunto por la calle de Ferrol. En ese punto de intersección del espacio verde se alza un hermoso cruceiro que testimonia el centenario del inicio de las obras (noviembre de 1998).

El interior del templo es grandioso y de una sola nave de 50 m de longitud, en forma de cruz latina, que remata en la capilla mayor, la cual junto con las de los brazos del crucero tenían originalmente unos retablos que han sido eliminados (los laterales) o sustituido el mayor por el actual. Éste define en gran medida la personalidad del templo con su iconografía y marca con el mismo estilo la de las ocho capillas abiertas a ambos lados de la nave. Sin embargo, la iglesia mantiene su estructura ecléctica con pilares de inspiración románica y tribunas de época barroca, al igual que las capillas laterales, separadas por muros que hacen de contrafuertes.

La nueva obra en madera sustituyó a los retablos de las capillas, habiendo sido realizada por Urbano Parcero y los artistas de su taller compostelano entre 1956 y 1957, así como parte de la iconografía del templo, aunque se conservaron bastantes piezas anteriores. Todos ellos son del mismo estilo ecléctico y, en las capillas laterales, siguen teniendo espacio una veintena de imágenes de la Virgen y los santos, tanto de devociones tradicionales como recientes. El retablo de la capilla mayor desarrolla, con un buen ejercicio de catequesis visual, el programa iconográfico integrado en el conjunto del presbiterio, con su valioso sagrario, ambones y asientos corales. En sus cuerpos altos se representan dos temas principales por medio de grandes cuadros tallados en relieve y policromados: el primero, de contenido eucarístico, expresa los contenidos clásicos de este sacramento según la Biblia, liturgia y hagiografía; el segundo desarrolla los principales hechos de la biografía de Santa Lucía, una gran talla de la cual preside todo el conjunto.

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